TU ESTAS HABLANDO CON OTRA PERSONA
Mateo 7:3 “¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama (BLS)
En cierta ocasión asistí en consejería a una pareja que tenía problemas. La pareja no se entendía en varias cosas: el esposo decía que ella no era cariñosa con él, que la notaba distante, que el necesitaba que fuera más expresiva. Ella de su parte reclamaba que su esposo era de muy mal genio, que le alzaba la voz con frecuencia y que eso la tenía muy herida, que ella no le podía decir nada y él reaccionaba hasta gritándola.
Cada uno peleaba por lo suyo, justificaban su actuación frente al otro. Habían levantado una pared en la comunicación.
Entre tanto conversábamos, la esposa dice: Sabe pastor, he descubierto a mi esposo hablando con otras mujeres. Eso no es cierto dice el esposo; su esposa insiste que es verdad. El esposo reconoce que lo hacía tiempo atrás pero que actualmente no lo hace. La mujer sube el tono su voz y afirma que es verdad.
Su esposo hace silencio y dice: yo te he escuchado hablar con un hombre por teléfono. Se hace un profundo silencio y miro fijamente a la mujer y le digo: es verdad eso. Ella enmudece y me dice: si. ¿Por qué lo está haciendo? Fue una relación que mantuve con él tiempo atrás y hoy tengo un sentimiento con él.
Tomo uno segundos y le digo: “que fácil te es ver la paja en el ojo ajeno, y no poder ver la viga que tienes en el tuyo”. ¿Cómo acusas a tu esposo de esa manera, sabiendo lo que estás haciendo? El te ha dicho la verdad, pero tú levantas el dedo para acusarlo. La mujer baja la cabeza y después de unos minutos pide perdón.
Que fácil nos es señalar las faltas de los demás, exagerar sus errores, suponer cosas que no existen y así levantar impedimentos para un buen entendimiento y comunicación. Cuando estamos haciendo algo que no está correcto, lo queremos justificar o lo escondemos para que no seamos descubiertos. En ocasiones buscamos un culpable de nuestra forma de actuar y decimos: es por ti que yo soy así, es por ti que actúo así, es tu culpa que las cosas no vayan bien, suponemos cosas que los demás hacen en nuestra contra y sembramos semillas de discordia.
Recuerde: una casa dividida, tarde o temprano termina cayéndose. Cuando culpes a alguien, mírate en el espejo de tu honestidad y revisa que cosas no están marchando bien en tu vida. Sobre lo que tú juzgas, te condenas. La sinceridad restaura nuestras relaciones. Se sincero con tu cónyuge, tus hijos, tus padres, tus amigos.