SE PUEDE RESTAURAR MI MATRIMONIO

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Cantares 1:6 y me pusieron a cuidar las viñas, ¡y mi propia viña descuidé!

Decía un hombre cuyo matrimonio estuvo al punto del fracaso: “cuando empecé a escuchar y actuar en los principios de Dios que dice la Biblia, con respecto a cómo debería ser como esposo, noté cambios en mi vida que me acercaron a Dios en una forma más real, y entonces mi esposa se acercó a mí.

La esposa de ese hombre también dijo: “cuando comencé a ver los cambios en mi esposo, mi reacción natural fue querer cambiar yo también”

John y Tammy estaban casados por siete años, cuando ella le dijo que quería separarse de él, que no había forma de volverlo amar, John no entendía el por qué.

El trabajaba, ayudaba en casa, no tomaba, ni iba a fiestas o a otros sitios. Sabía que tenían discusiones y que las cosas no estaban en su mejor momento, pero las cosas no estaban “tan mal” para él, en su propia opinión.

Buscaron consejería y en la primera cita Tammy hizo una lista de los por qué quería separarse y escribió: “mi esposo no es una persona agradable, no es cariñoso, es malo con la gente, controlador, demanda todo y tiene mal carácter, me grita por todo y me humilla, no soporto más que me esté recordando mi pasado”.

John no creía que su matrimonio pudiera restaurarse y su mentor le preguntó que si era permanente lo que decía su esposa, si. Su mentor le preguntó: ¿Cree en la sanidad? Si. ¿Cree que Dios puede sanar un cáncer? Si, ¿por qué lo cree? Porque la Palabra de Dios lo promete. Entonces John entendió que Dios podía sanar su matrimonio, sin importar lo que había sucedido, pues Dios puede levantar algo muerto y volver a darle vida.

Desde ahí John no volvió a dudar del poder de Dios en su vida y un cambio vino a su vida. Comenzó a cortejar a su esposa, hasta que se ganó su amor nuevamente.

Un matrimonio no tiene éxito por sí solo. Debemos cuidarlo, hacer nuestra parte como esposos y si queremos mantener la llama del amor encendida en nuestro matrimonio, debemos ir más allá de dar dinero, cosas materiales, viajes, etc.

Debemos ganarnos el corazón de la otra persona, cuidarla, respetarla, honrarla, hablar bien de ella, ayudarla en momentos difíciles, consolarla, afirmar el amor con palabras como: te amo, te extraño, me haces falta, estas tan linda, o estas tan guapo, eres especial para mí, decirle la verdad, no ocultarle nada, ser transparentes en todo, darle un detalle, admirar lo que hace, ser agradecido con lo que hace por nosotros, en fin, hay tantas cosas que debemos hacer para asegurar que nuestro matrimonio sea “para toda la vida”.

Hoy, después de casi 33 años de matrimonio, y cuando aprendí a ser un esposo según la Biblia, puedo decir que tengo una esposa muy especial, linda, tierna, cariñosa, amorosa, entregada, sabia en lo que dice y hace, y una gran mamá.

Gracias mi amor, por ser la mujer que eres, por eso te amo cada día más.