LAS TORRES GEMELAS
Mateo 7:24-25 “El que escucha lo que yo enseño y hace lo que yo digo, es como una persona precavida que construyó su casa sobre piedra firme. Vino la lluvia, el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Pero la casa no se cayó, porque estaba construida sobre piedra firme”.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 (comúnmente denominados como 9/11 en el mundo anglosajón) fueron una serie de atentados suicidas que implicaron el secuestro de cuatro aviones de pasajeros por parte de 19 miembros de la red Al-Qaida.
Se dividieron en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un piloto que se encargaría de pilotar el avión una vez ya reducida la tripulación de la cabina. Los dos primeros aviones fueron los de los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines, que fueron estrellados contra las torres gemelas del World Trade Center, un avión contra cada torre, haciendo que ambas se derrumbaran en las dos horas siguientes.
El tercer avión secuestrado fue el del vuelo 77 de American Airlines, que supuestamente impactó contra la esquina del Pentágono, en Virginia. El cuarto avión, que fue el del vuelo 93 de United Airlines, que no alcanzó ningún objetivo ya que los pasajeros y tripulantes intentaron recuperar el control y, debido a eso, se estrelló en un campo abierto, en Shanksville, Pensilvania.
Aparte de los 19 secuestradores hubo unas 2.973 personas fallecidas confirmadas y unas 24 continúan desaparecidas.
Este atentado se caracterizó por el empleo de aviones como armamento, creando una situación de temor mayor en todo el mundo occidental y dando comienzo a la Guerra contra el terrorismo. Los atentados del 11 de septiembre del 2001 fueron descritos por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como horrendos ataques terroristas.
El diseño y la construcción de las torres duró 10 años, 110 pisos cada torre, pero con los atentados del 9/11, sólo en segundos cayeron al piso.
Hay dos torres que mantienen vivas y en marcha la vida de los seres humanos: la torre de la confianza y la torre de la honestidad. Si usted las pierde, lo perdió todo.
Por ejemplo, en un matrimonio, lo más importante no son las propiedades que pueden llegar a tener, o cuánto dinero tengan, lo más importante es la confianza que deben tenerse el uno al otro, demostrando fidelidad en todo. Si la pierde, lo más probable es que pierde su matrimonio para siempre.
En los negocios, lo más importante no es el capital, el recurso humano, los edificios, lo más importante que deben tener los socios, es honestidad y en los que se pueda confiar la administración de la Empresa.
La confianza y la honestidad, deben mantenerse vivas en nosotros todos los días, en nuestra familia, negocio, iglesia, deporte, porque con un acto impropio que hagamos, las personas más allegadas a nosotros, pueden perder para siempre la confianza que nos tenían. Sólo basta segundos para que todo lo que construimos por años, se pierda para siempre.
Seamos personas dignas de confianza.