ESTAR DE COMUN ACUERDO, UNA DECISION DE PAREJA

Amos 3:3Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo”

Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo por supuesto que no. Ninguna relación humana, marital, de noviazgo, de empresa o iglesia y cualquier institución podrán permanecer estables si no hay unidad de acuerdo en su visión, misión, objetivos y metas, pues una casa dividida no permanecerá.

La unidad de nuestra sociedad comienza cuando existen hogares fuertemente, unidos tanto en el ámbito espiritual, emocional y físico; pero la realidad es que hay causas que han ido afectando la unidad entre conyugues, perjudicando la intimidad del hogar, donde se viven vidas separadas uno del otro y por consiguiente con los hijos.

Una de las causas de esta falta de unidad por el espíritu de egoísmo que reina en la sociedad y que se ha apoderado de la conducta diaria del hombre y la mujer.

El mandamiento bíblico de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (San Lucas 10:27) no es la práctica corriente entre esposos. Estamos siendo víctimas de la mentalidad del “yo primero y después los demás” y el proverbio de “ojo por ojo” es casi normal pues se nos dice, “devuelve con la misma moneda con que te pagaron”, generando más violencia interior en el corazón del ser humano, cuyas consecuencias las asumen primero conyugue y después los hijos.

La anterior realidad nos muestra que la tasa de divorcios en el siglo pasado creció el 700 por ciento y va en aumento. La estadística dicen que de cada 10 matrimonios, cinco se separan. Más de un millón de niños son víctimas directas de casos de divorcios y 13 millones de hijos menores de 18 años han perdido a uno o los dos padres por divorcio. Así explicamos cómo el 70 por ciento de los jóvenes que están en los reformatorios, provienen de hogares sin padres.

Otra causa es que la comunicación entre hombre y mujer se ha ido rompiendo debido a este individualismo, a su egoísmo. Cada uno tiene su propio sistema de vida, quieren vivir la vida sin límites, convirtiendo el egoísmo en una necesidad natural. Aun el pueblo cristiano ha caído en esta trampa mortal del “yo soy primero que tú” y por esto han aceptado en su conciencia la falta de amor al prójimo.

Una de las consecuencias funestar de este individualismo que está afectando a los cristianos, es que han abrazado el divorcio como una solución a su problema de falta de unidad conyugal y familiar, olvidándose que la unión matrimonial no es temporal sino hasta que la muerte los separe, es para toda la vida, convirtiendo el divorcio en algo tan común para los cristianos como lo es para la sociedad secular. Dios puede restauran una relación matrimonial si nosotros lo deseamos.

Creo que la unión matrimonial debe ser como el agua en sus tres estados naturales y que a pesar de ser diferentes físicamente, son iguales en su composición molecular para ser una. Así el matrimonio debe estar compuesto por tres personas distintas. El hombre representado en el agua en estado sólido, la mujer representada en el agua en estado líquido y Dios Padre representado en el agua en estado gaseoso. Y es Dios quien destila la lluvia de bendiciones sobre la vida matrimonial para que el esposo y esposa sean uno, en amor, cariño, aceptación, respeto, palabras, acciones, y puedan caminar los dos juntos de la mano de Dios.