EL PECADO DE MOISES

devocional diario

Juan 14:21 “El que me obedece y hace lo que yo mando, demuestra que me ama de verdad. Al que me ame así, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y le mostraré cómo soy en realidad.

Siempre me preguntaba: ¿Por qué Moisés no pudo entrar a la tierra prometida, siendo escogido por Dios con ese propósito? Siendo el líder que fue, ha debido entrar en la tierra prometida, pero no sucedió así. Un día porque no había agua para el pueblo de Israel, estos se rebelaron contra Moisés y Aron y todo el pueblo se quejó.

Dice la Biblia que ese día le habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó. Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo! Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.

Siempre me pareció que Dios fue injusto con Moisés al darle semejante reprimenda al no dejarlo entrar en la tierra prometida, pero si observamos bien, el método que utilizó Moisés funcionó, pero Dios estaba disgustado a causas de la desobediencia de Moisés. Este no hizo lo que Dios le había dicho. La obediencia a su voluntad es de vital importancia, si entendemos o no su orden, no es el asunto, debemos obedecer.

Debido a que mostró incredulidad delante de todo el pueblo y no confió en el Señor, no pudo entrar en la tierra prometida.

“La medida del éxito a los ojos del Señor, no es el resultado del esfuerzo humano, sino la obediencia de sus siervos”.

Hoy en día, la peste número uno del mundo no es el sida, ni el cáncer, es la falta de fe en Dios. La incredulidad es el más grande pecado del hombre hacia Dios. Esta nos lleva a hacer cosas que no son de Dios, por la falta de fe nos llenamos de desesperación, y hacemos cosas que no son de Dios, y para logar nuestros objetivo, muchos mienten, engañan, roban, traicionan, logran tener lo que querían, pero a qué precio. Muchos lo han perdido todo, la familia, su reputación, sus negocios, su vida, su empleo o hasta la cárcel han ido.

Padre, oramos hoy para pedirte perdón por todas las veces que nos has dicho que hagamos algo especifico y nosotros hemos hecho otra cosas, perdónanos por haberte desobedecido. Danos un corazón pronto para obedecerte. Amen