EL CREADOR SABE LO QUE ESTA HACIENDO
Jeremías 18.6…¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro? Ustedes, …son en mis manos como el barro en las manos del alfarero.
Una pareja visitó una tienda en el centro de Londres y vieron una hermosa tacita. ¿Me permite ver esa taza? Preguntó la señora, “!nunca he visto nada tan fino como eso!”. Tan pronto tuvo en su mano la taza, escuchó que la tacita comenzó a hablar y le dijo:
¡Usted no entiende! ¡Yo no he sido siempre esta taza que usted sostiene! Hace mucho tiempo yo era un montón de barro defectuoso. Mi creador me tomó en sus manos y me golpeó y me amoldó cariñosamente. Llegó un momento en que me desesperó y le grité: “!Por favor, déjeme en paz!”. Pero sólo me sonrió y dijo: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Después me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor! Me pregunté por qué mi creador quería quemarme, así que toqué la puerta del horno. A través de la ventana del horno pude leer los labios de mi creador que me decían: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Al fin se abrió la puerta. Mi creador me tomó y me puso en una repisa para que me enfriara.”!Así está mucho mejor!” me dije, pero apenas me había refrescado cuando mi creado me estaba cepillando y pintándome. ¡El olor de la pintura era horrible! ¡Sentía que me ahogaba! “!Por favor, detente!”gritaba yo a mi creador; pero él sólo movía la cabeza con gesto negativo y decía: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Al fin dejó de pintarme; pero esta vez me tomó y me metió nuevamente en otro horno, que era mucho mas caliente que el primero. Ahora si estaba segura que me sofocaría. Le rogué y le supliqué que me sacara. Grité y lloré, pero mi creador me miraba diciéndome: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. ¡En ese momento me di cuenta de que no había esperanza! ¡Nunca lograría sobrevivir en ese horno! Justo cuando me iba a dar por vencida se abrió la puerta, mi creador me tomó cariñosamente y me puso en una repisa que era aún más alta que la primera. Allí me dejó un momento para que me refrescara. Después de una hora de haber salido del horno, me dio un espejo y me dijo: “!Mírate!, ¡Esta eres tú!”. ¡Yo no podía creerlo! ¡Esa no podría ser yo! ¡Lo que veía era hermoso! Mi creador me dijo: “Yo se que te dolió haber sido golpeada y amoldad por mis manos, pero si te hubiera dejado como estabas, te hubieras secado. Sé que te causó mucho calor y dolor estar en el primer horno, pero de no haberte puesto allí, seguramente te hubieras estrellado. También se que los gases de la pintura te provocaron muchas molestias, pero de no haber pintado tu vida no tendrías color. Y si yo no te hubiera puesto en el segundo horno, no hubieras sobrevivido mucho tiempo, porque tu dureza no habría sido la suficiente para que subsistieras. ¡Ahora eres un producto terminado! ¡Eres lo que yo tenia en mente cuando te comencé a formar!
Lo mismo pasa con nosotros. Nuestro creador nunca nos llevará a vivir algo que no podamos soportar. El sabe lo que está haciendo con cada uno de nosotros. El es el alfarero y nosotros el barro con el cual trabaja. El nos moldea y da forma con las pruebas y dificultades de la vida. Nos duelen, si, a veces muchísimo, pero cada experiencia que vivimos es una oportunidad para crecer y madurar en sus manos como personas, como padres, madres, hijos, amigos, en fin, en todo.