CUANDO LAS COSAS NO SUCEDEN COMO YO ESPERO
Proverbios 16.9 Una persona puede planear su camino, pero YAHWEH dirige sus pasos. (E.I.H)
El ser humano acostumbra a preguntar con frecuencia, ¿Por qué no se dan las cosas como deseo? ¿Por qué se demora la respuesta a lo que he pedido? ¿Por qué la puerta laboral aun no se ha abierto o no se abrió? ¿Por qué no me han aumentado mi salario? ¿Por qué estoy viviendo un momento difícil en mi vida espiritual, laboral, matrimonial, con un hijo o en la congregación? Todo tiene un plan y propósito. Somos seres humanos que no entendemos todo lo que nos sucede.
El 17 de octubre de 1989 estaba en la ciudad de San Francisco para dictar una conferencia a la gente de corea. Había 100.000 coreanos que vivían en Bay Área. Antes de salir de Corea, había pedido a un abogado que confirmara mi reservación en el hotel Embajador de Santa Clara. Yo no soy el tipo de persona descuidada, cualquier cosa la reviso y la vuelvo a revisar otra vez. Le envié a este abogado un fax y me reaseguró que había confirmado la reservación. Pastor, no se preocupe. Soy un abogado y le pedí a mi secretaria hacer la reservación. Entonces dejé de preocuparme.
Cuando llegué al aeropuerto de Corea, le pregunté al abogado, Está hecha la reservación, ¿verdad? El no me respondió nada. ¿Que pasó abogado? Pero no me contestó. Entonces me registraron en un pequeño hotel. Yo estaba contrariado mucho y me dije: ¿Por qué me han traído a este pequeño hotel? Estaba muy molesto y continué. Cómo puede usted llamarse un abogado? ¿Cómo puede cometer semejante equivocación? Finalmente abrió su boca y dijo: lo siento muchísimo. Mi secretaria nunca había cometido un error así, lo olvidó por completo.
En esos días se realizaba el campeonato mundial de béisbol y los hoteles estaban llenos. A la mañana siguiente me llevaron a otro hotel, al Ramada Inn, en las afueras de San José. Sin dejar de reclamar, finalmente nos registramos. Allí fue donde ocurrió un terremoto. En realidad el hotel había sido el epicentro del terremoto.
Siempre pido al Padre que me libre de los terremotos. Pero en San Francisco, ¿por qué tendría el Padre enviar un terremoto ese día? Pero sucedió. Al día siguiente me levanté muy temprano. Al poco tiempo, no solamente temblaba el edifico, sino el cielo y la tierra. Mi hotel se balanceaba para todos lados. Me movía hacia atrás y hacia adelante. No me daba tiempo para orar. Pensé que llegaba el final de mi vida y dije: Señor, voy al cielo donde tú estás. El edificio se sacudió un segundo, dos, tres y hasta diez, me parecía una eternidad. Por la ventana pude ver los carros chocando entre si. Vi los edificios derrumbarse, la carretera se partía, las luces se apagaron, Con la caída de los edificios, cientos de personas quedaban enterradas bajo los escombros Cuando mire mi cuarto comenzó a cuartearse, sabia que el edificio caería, estaba listo para saltar del quinto piso a la piscina que estaba frente a mi cuarto, y pensé: saltaré ahora, así que me incliné sobre el marco de la ventana para saltar, pero para mi gran sorpresa vi que no había agua en la piscina, el terremoto la había desocupado. Entonces me vi cara a cara la muerte y oré rápidamente: Te entrego mi congregación, mis hijos, mis ovejas, siento mucho dejar mi esposa, y entonces el terremoto cesó y alabe al Padre por haber estado solamente en el quinto piso. Si hubiera ido al hotel Embajador, hubiera estado en el piso 20.
Alababé al Padre porque si me hubiera quedado en el hotel Embajador hubiera regresado a casa con cinco ataúdes, con los cuerpos de mis cinco ancianos de la iglesia, pues ellos siempre están una hora antes en la cafetería del hotel esperándome y después me llevan a la conferencia. El día del terremoto, todos ellos estaban en la cafetería del Ramanda Inn. En ese momento, la cafetería del hotel Embajador se derrumbó y las seis personas que estaba comiendo allí fueron aplastadas. Si yo me hubiera quedado en ese hotel, los cinco ancianos de mi iglesia habían sido aplastados, hubiera tenido que llevarlos en ataúdes, hubiera sido una gran catástrofe. Lo sorprendente es que Dios sabia lo que sucedería, y borró de la mente de la secretaria hacer la reservación del hotel, ella lo olvidó, porque Dios intervino, Dios es protector, El es fiel en cuidar sus hijos. Esta historia le sucedió al pastor David Cho.
En ocasiones el Padre Celestial interviene sobrenaturalmente para protegernos, guiarnos por otro camino, no podemos ver el futuro como el Padre lo ve, y conoce todas las cosas. Por eso nosotros podemos planear el futuro, pero el Padre nos marca el rumbo, algunas veces cerrando puertas, olvidando hacer algo o diciéndonos no. Demos dar gracias a nuestro Padre Celestial aunque no entendamos el por qué no se me dan las cosas como las quiero, El tiene el mejor plan para nuestra vida, El no se equivoca.
Oremos: Amado Padre, que hoy tenga la actitud correcta de agradecimiento frente a todo lo que me suceda, que no me vuelva a quejar y a lamentar, que pueda entender que tú guías mis pasos y conoces mi futuro, gracias por todo lo que he vivido, todo ha tenido un propósito de bendición para mi vida. Amen.
Pastor Ricardo Chaparro
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