CREER EN SUS PROMESAS
Números 14: 11 El Señor le dijo a Moisés: ¿Por cuánto tiempo esta gente me despreciará? ¿Por cuánto tiempo ellos no creerán en mí a pesar de todos los milagros que he hecho entre ellos? (DHH)
¿Estás en crisis de fe? Veamos las consecuencias de vivir una vida de incredulidad ante Dios y sus promesas.
Diez de los doce espías que Moisés envió a ver la tierra prometida, la cual Dios había dicho que era una buena tierra, que era tierra de bendición a donde los llevaría, llegaron con malas noticias, y dijeron: “No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros”.
Ellos hablaron mal de la tierra prometida y contagiaron de incredulidad a todo el pueblo y además se quejaron contra Dios, y todos se pusieron a gritar y a llorar toda la noche. Todos los israelitas hablaban mal de Moisés y de Aarón y decían: «¡Mejor hubiera sido morir en Egipto, o morir de una vez en este desierto! ¿A qué nos trae el Señor a esta tierra? ¿A morir en combate y a que nuestras esposas e hijos sirvan de botín del enemigo? ¿No será mejor regresarnos a Egipto?» Luego se decían unos a otros: «Nombremos un jefe y volvamos a Egipto».
¿Cuál fue la reacción de Dios frente a la incredulidad de los israelitas?
Dios cambió los planes por su incredulidad, y les dijo: “ninguno de ellos verá la tierra que prometí a sus antepasados. Ninguno de los que me han menospreciado la verá” y adicionalmente dijo: ¿Hasta cuándo voy a tener que soportar las habladurías de estos malvados israelitas? Ya les he oído hablar mal de mí. Yo, el Señor, juro por mi vida que voy a hacer que les suceda a ustedes lo mismo que les he oído decir. Todos los mayores de veinte años que fueron registrados en el censo y que han hablado mal de mí, morirán, y sus cadáveres quedarán tirados en este desierto. Con la excepción de Caleb y de Josué, ninguno de ustedes entrará en la tierra donde solemnemente les prometí que los iba a establecer.
La falta de fe en Dios y sus promesas, nos lleva a perder sus bendiciones, aun lo que hemos soñado tener, nunca llegará a nuestras vidas, por no creer.
No sucedió así con Josué y Caleb, dos de los doce espías que si creyeron a Dios y a sus promesas, llegaron a la tierra prometida con sus familias. Creyeron en las promesas de Dios, caminaron confiados en ella, las esperaron por años, y al final la recibieron.
Dios nos ha dado promesas, creamos que se cumplirán, esperemos confiados y llegarán en su momento, porque Dios cumple lo que promete, si y solo si lo creemos.