La “virtud” es una característica de las personas que se esfuerzan por hacer las cosas con excelencia.

REFLEXION – EL VIOLINISTA – ( Del Muro FB de Hector Mane.) ==============================================*
Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad. Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa. El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.

Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana. La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo.
Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto recelo.
Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.
Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.


Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría. El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: “¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!”. Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.


La vida nos da a todos “un violín”. Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar “ese violín” como nos plazca.

Y sabemos que se nos ha dado que parte del Creador nuestro libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso regalo, como una formidable responsabilidad. Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto.
Muchos pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía desagradable.

Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: “como salga”, Que piensa en términos de “da igual”, y que cree que el resto de la humanidad, e inclusive el Eterno Padre Celestial ,tienen la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.

Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos, consideran lo que son y lo que poseen como si ellos mismos se hubiesen creado a la vez que irónicamente “ni cuidan lo que son” ni se sienten responsables como “dueños”…no hay amor,….ni por si ni por los demás; pero si consideran a las “cosas” (violín) como las poseedoras de cualquier virtud….grave ceguera…¿puedes ver en esto la esencia de la idolatría? La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra.

Tú y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría; que no se enceguecen con la idea de que “es el violín el maravilloso” ….sino el “maestro” que lo ejecuta.

Ese Maestro que deberíamos buscar para que nos enseñe, para que nos instruya y nos guíe para adquirir sus virtudes….y ciertamente en la vida….lejos no está, se llama Yeshua y lo podemos hallar en la Torah.

Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían, mas simpre buscando de lo alto el consejo y la sabiduria.

La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

La verdad es que: Elohim Yahweh nos concedió “libre albedrío”. Pero eres “Tú” quien puedes hacer algo grande de tu vida, o hacer de ella, no solo, un desagradable chirrido para los oídos sino también una carga incomprensible de decepción para contigo mismo. Esa es tu decisión personal.

Recuerda lo negativo: Negarnos a afinar bien nuestro violín de la vida. Y quejarnos de que la gente no disfrute la melodía que sacamos de él a causa de la ceguera que nos mantiene sin reconocer a nuestro Mashiaj, nuestro Maestro. Lo positivo: Comprender que, nos guste o no, solamente prosperaremos si afinamos bien ese violín, y aprendemos a sacar de él con el Maestro de los maestros las mejores melodías.

Shalom ! y que tu ser sea una alabanza “viva”!

“no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Elohim”. 2 Corintios 3:5