¿SOY INCONSTANTE?
Santiago 1:6-8 Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra…No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor,…ya que es persona de doble ánimo e inconstante en todos sus caminos.
Mucho se habla de la gente que es inconstante pero en realidad no se profundiza mucho en el tema de la inconstancia. La gran mayoría del pueblo lucha contra este sentimiento que definitivamente no es solo de reprender, porque no es un espíritu sino que es una debilidad del carácter que se desarrolla o se deja de desarrollar, y que afecta a todo nuestro ser y trae perdidas y consecuencias graves
Según la definición del diccionario de la real academia española: Inconstancia. (Del lat. inconstantĭa). Falta de estabilidad y permanencia de algo. Facilidad y ligereza excesivas para cambiar de opinión, de pensamiento, de amigos, etc.
La gente inconstante es la que siempre está comenzando a hacer cosas, tiene buenas intenciones pero que nunca logra terminar nada, y solo se queda con los buenos deseos. Comienza el año, o el día, diciendo, yo voy a orar disciplinadamente todos los días, voy a asistir cumplidamente a mi iglesia, voy a comenzar a ir al gimnasio, voy a empezar una dieta, etc., pero solo se quedan con el inicio, y la intención, porque nunca logran llevar a cabo toda la obra.
La persona inconstante no es fiel. Es inmadura y es muy difícil que gente así logre comprometerse con su prójimo, con la obra del Señor, porque ni siquiera está comprometida con sigo misma.
La persona inconstante tiene poca firmeza en su amor, se siente fácilmente tentada aun sexualmente. Y muchas veces termina adulterando espiritualmente porque no tiene fidelidad con la congregación a donde debería asistir. Por eso vemos que es una debilidad del corazón
La inconstancia nos hace permanecer abajo, no nos deja avanzar. Alguien de doble animo es el que hoy piensa una cosa y mañana otra. Son aquellos que fluctúan entre dos modos contradictorios de comportamiento Son como niños, por eso, decimos que la inconstancia es un signo de inmadurez. Es por tal razón que tenemos que forzar a nuestra alma y educarla para que pueda ser firme y constante.
Por eso en el evangelio vemos a mucha gente que se retira simplemente porque Dios no le concedió lo que pedía, porque al no ser firmes en sus convicciones y en su amor para con Dios, dependen de las circunstancias, y así como sopla el viento, así se mueven y se dejan arrastrar.
El inconstante hace trabajos mediocres y la consecuencia de la inconstancia es la sustitución Veamos el caso de la reina Vasti, que fue sustituida por una dulce mujer hebrea.
Ester 1:12 Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se encendió en ira.
Vemos la historia de una mujer que teniendo un puesto de honor fue inconstante en el amor, en sumisión y en respeto al rey, por eso fue sustituida por una muchacha joven, campesina e inexperta que tal vez nadie hubiera dado nada por ella.
Ester supo mantener su constancia y su fidelidad con el Rey, en amor y servicio. Tal vez para los ojos de la gente ella era la menos indicada, ya que según cuentan los historiadores, Asuero era considerado uno de los hombres más cotizados y uno de los mejores amantes de esos tiempos. Obviamente cualquier joven hubiere soñado con ser la esposa del rey Asuero, ya que era un hombre muy deseado, por eso es que tenía un harén tan grande.
Vasti era una mujer de la realeza, y hermosa por sobre todas las cosas, así que imaginemos por un momento lo que habrá sentido al verse sustituida por una muchacha campesina, con costumbres hebreas, sin conocimiento alguno de las tradiciones persas, y aun íntimamente que llegara a conquistar el corazón de Asuero y haya logrado que se enamorara de ella. Pero debido a su inconstancia, Vasti no pudo mantener el amor de su marido.
Al contrario de Ester demostró constancia en su preparación para presentarse ante el rey. Aun con su tío Mardoqueo, demostró constancia y sujeción a él. El iba constantemente a verla y a supervisar como estaba y como iban las cosas en el palacio, y Ester siempre daba sus reportes y nunca olvidó sus orígenes y nunca olvidó quién era y por eso alcanzó ese puesto de honor, el de ser la reina de Asuero.
Muchas veces no recibimos lo que esperamos, no porque Dios no cumpla con sus promesas, sino por nuestra inconstancia en no hacer las cosas oportunamente, con responsabilidad y disciplina.
¿Se considera una persona inconstante? Si su respuesta es sí, es momento de tener un cambio de actitud y de terminar lo que inició, o lo que dejó a mitad de camino y se sentirá bien al final. (Autor desconocido- Adaptado por el pastor Ricardo Chaparro).